sábado, 17 de octubre de 2009

Tú relájate... y disfruta.

Sí, ansiada frase.. parece que esperaramos a que la vida nos ofreciera un respiro. Que en algún momento una ancestral voz (¿eres Dios?) nos dijera "Relájate y disfrutaaaaaaa!!"... Sin saber (nécios de nosotros) que este puede ser el respiro. Todo parece más simple cuando nos lo tomamos con calma... justo ahora. ¿Dices que no? Solo sumas un punto más a la dificultad que ya tengas para conseguir lo que quieres, haces un nudo más en tu garganta... Tú mismo.
Cuando las cosas no van como nos gustaría solo nos queda tranquilizarnos. De otra la manera solo puedes estropear situación. La ansiedad nubla tu mente por lo que afecta a tus decisiones y te quita muuucha energía por lo que te inmoviliza en tus actos (una cosa es tener las mismas emociones que una ameba, pero aun así la ansiedad no va a hacer crecer tu actividad por arte de magia) Por eso muchas veces es mejor poner la mente en blanco que restarte posibilidades de antemano. Está claro, métodos hay suficientes para desagitarse (visualizaciones, respiración pausada, reirse, dar trece vueltas a la pata coja alrededor de una farola...) Mientras a ti te sirva es más que suficiente.
A pesar de la supuesta pasividad que tenemos frente a la ansiedad es más sencillo no padecerla si has llegado a la conclusión de que no te va a beneficiar obtenerla en cantidades industriales. Tú eliges lo que piensas. Lo que piensas se transforma en lo que sientes, lo que sientes va unido a como te encuentras físicamente y todo ello a la conducta que eliges... Así que no me vengais con que no podemos elegir lo que sentimos indistintamente del tiempo que nos lleve tomar el hábito.
Una buena forma de no estresarse inutilmente es no perder de vista el objetivo. Consistiría en establecer un orden entre objetivos principales y secundarios Sí, a los secundarios pertenecen esa clase de hechos que ocurren y nos agradan aunque no dependen de nuesta voluntad, por lo que es nefasto obsesionarse con ellos. Si surgen genial, si no habrás comprobado de nuevo que es mejor centrar esa atención en el objetivo principal.
Suponiendo que este tampoco fuera por buen cauce... Replantearse si te compensa el esfuerzo con los resultados obtenidos no esta de más. Rectificar es de sabios, no? Claramente...
En cualquier caso, desviarse del obajetivo principal no suele ser muy bueno del todo.. sea cual sea la emoción que provoque, porque llegará un momento en que nos sintamos como marionetas movidas por el destino y lo incontrolable. Para mi gusto fuera de lugar. En principio nada es incontrolable si te lo propones. Y si no aparece ningún objetivo claro... nunca digas nunca. Está claro que sorprenderse con la vida es lo mejor que podemos llegar a tener.