sábado, 29 de enero de 2011

¿Quién se ha llevado mi queso?


Este fragmento pertenece al mencionado libro, de Spencer Johnson.

Una mañana llegaron al depósito de Queso Q y descubrieron que no había queso.

No se sorprendieron. Desde que los ratones Fisgón y Escurridizo empezaron a notar que la provisión de queso disminuía cada día que pasaba, se habían preparado para lo inevitable y supieron instintivamente qué tenían que hacer. Se miraron el uno al otro, tomaron las zapatillas de correr que llevaban atadas y convenientemente colgadas al cuello, se las pusieron en las patas y se anudaron los cordones.

Los ratones no se entretuvieron en analizar demasiado las cosas.

Para ellos, tanto el problema como la respuesta eran bien simples. La situación del depósito de Queso Q había cambiado. Así pues, Fisgón y Escurridizo decidieron cambiar.

Ambos se quedaron mirando hacia el inescrutable laberinto. Luego, Fisgón levantó ligeramente la nariz, husmeó y le hizo señas a Escurridizo, que echó a correr por el laberinto siguiendo la indicación de Fisgón, seguido por este con toda la rapidez que pudo.

Muy pronto ya estaban en busca de Queso Nuevo.

En lugar de pensar en el cambio es más productivo aceptarlo, husmear dónde crees que puede estar y correr hacia él...

domingo, 23 de enero de 2011

Persiguiendo mi sombra

El concepto psicodinámico “sombra” hace referencia a los propios aspectos negativos que no acepto en mí mismo y para no verlos en moi, los proyecto en otros. Además de la proyección, surgen sentimientos negativos hacia las personas en las que hemos proyectado.
¿Cómo podemos conocer nuestra sombra? Observando los sentimientos negativos que surgen hacia dichas personas. Eso quiere decir que estamos proyectando en dichas personas algo que no queremos ver en nosotros mismos: Si yo considero que mi mejor amigo es egoísta porque no me quiere dejar dinero y siento rabia hacia él por este hecho… Quizás debería plantearme si yo mismo me considero egoísta en ciertas ocasiones, pero no me permito serlo.

La aceptación sombra es una gran fuente de autoconocimiento. Una vez he localizado qué aspectos propios proyecto más a menudo, el siguiente paso para no volver a proyectarlos en otros sería aceptarlos en mí. Aceptar que a veces pueda ser egoísta, que no es tan malo ser egoísta, al fin y al cabo. La aceptación de la sombra trabaja la extensividad hacia otras: Incrementa la empatía (entenderé los motivos que tiene mi amigo para no dejarme dinero) y disminuye el prejuicio porque ya no me limito al estereotipo de egoísta, si no a una definición de la persona o de sus actos.

Por otro lado, también disminuye la culpabilidad hacia uno mismo, porque mis metas ya no son tan exigentes respecto a lo que realmente soy. Me permito ser más cosas que hace tiempo. De este modo es más sencillo que mi autoestima sea alta por dos razones:

1. Porque no tendré una
abismal diferencia entre mis yo ideal y mi yo real.
2. No me restringiré a un número limitado de ámbitos.

(Lo señalado en negrita son dos causas importantes de una baja autoestima).
Galindo, A. (2003). Inteligencia emocional para jóvenes. Editorial: Pearson Education.