sábado, 12 de febrero de 2011

¿Qué afecta a la manipulación?

Lo primero a tener en cuenta es la diferencia entre manipulación y persuasión. La persuasión es un conjunto de técnicas asertivas que impelen a la persona a que acceda a tus peticiones. Mientras que la manipulación tiene el mismo objetivo pero utiliza otros medios que no son asertivos (como pueda ser hacer sentir culpable a la persona, dar lástima…).
Esta diferencia es importante para hacer ver que querer que alguien acceda a tus peticiones no implica pasar por encima de los demás ni usar medios “sucios” (puede que no se sea consciente de que se están utilizando. Generalmente, para la persona manipuladora son más métodos persuasivos).

Vamos a suponer una situación en la que hay dos personas, en cuya relación una cede más que otra. Particularmente quiero destacar cómo afecta la situación a la persona manipulada, independientemente de cómo se comunique de “normal” (si inhibe sus peticiones, las expresa de forma asertiva, agresiva…). Hay algunos aspectos de la situación para que ésta se perpetúe:

Cuando una persona hace un favor a otra le presenta ante sus ojos una ley (no escrita) de reciprocidad, según la cual la persona que recibe el favor cree que está en deuda. Es una forma de ganar poder sobre esa persona, por lo que es más probable que ceda ante una petición del otro que sobrepase ciertos límites.
Cabe destacar también, que cuando esa persona te pide algún favor pequeño y lo aceptas, estás más dispuesto a aceptar favores mayores que te pueda pedir posteriormente (es una técnica de persuasión denominada “Técnica del pie en la puerta”). Estas dos situaciones ocurren porque se ha hecho hincapié en la creencia de la persona de que es generosa, por lo que le va a costar actuar contrario a esa creencia.

También puede pedirte que des respuesta afirmativa a la pregunta ”¿Me puedes hacer un favor?” antes de especificar las condiciones o modificándolas en el transcurso de los hechos, una vez ya hayas aceptado. Como has aceptado en principio, es para uno más complicado negarse posteriormente a ayudar a esa persona.

Relacionado con el tema de ceder ante las peticiones ajenas… ¿a quién ayudamos?
A quien nos agrada: Cuando una persona nos agrada (por su forma de pensar, su apariencia, por compartir buenos momentos con ella, porque nos halague, nos haga sentir bien…) es más fácil que le ayudemos, que cedamos ante lo que nos pida. Cabe destacar una técnica persuasiva llamada congraciamiento, que implica agradar a la persona y hacerle ver que se tienen muchas cosas en común para ganarse su confianza.
Cuando nos percatamos de que una persona que nos agrada trata de manipularnos tenemos dos pensamientos incongruentes (“Me agrada” y “Trata de manipularme”) también llamado disonancia congnitiva. Como se prefiere tener pensamientos congruentes (que se apoyen unos a otros) puede que se reste importancia y no se quiera ver el nuevo hecho: “Trata de manipularme”.
Otra opción es excusar la conducta de la persona, convenciéndose de que es algo temporal (“Trata de manipularme porque está pasando por un mal momento. Se le pasará y aprenderá a comunicarse mejor”) o incluso tratar de cambiarla uno mismo.
También puede que se decida tratar menos a esa persona a fin de no tener que hacer frente a sus manipulaciones. En este caso empezarán a verse más claros los aspectos negativos-manipulativos. Aun cuando te siga agradando la persona mientras te estés percatando de todos esos aspectos negativos, los positivos irán perdiendo relevancia en tu definición de esa persona.

A quien se parece a nosotros: Si esas dos personas se parecen físicamente o comparten formas de pensar o se ha empatizado con él/ella (te has puesto en su lugar) puedes ver más de ti en esa persona… y será más sencillo ceder ante sus peticiones.

A quien lo merece: Si la persona manipuladora consigue despertar lástima o culpabilidad en nosotros, probablemente pensaremos que merece esa ayuda (y que además no nos cuesta nada ayudarle) y estaremos más dispuestos a proporcionarla.

Conocer todo esto no solo sirve para sentirse un poco más vulnerable, sino para conocer debilidades sobre las que se pueden construir otras respuestas que nos permitan elegir y esquivar peticiones no deseadas.