lunes, 19 de diciembre de 2011

No es deshonor no alcanzar una cosa, sino cesar de poner los medios

Bueno, antes he estado haciendo una práctica que me ha gustado bastante. Me ha parecido cuanto menos esperanzadora y de amplia aplicación en la vida diaria. Trata sobre las metas que escogemos a la hora de resolver problemas y cómo estas metas condicionan nuestros resultados. Empecemos pues.

Por un lado, las personas que tienen metas de aprendizaje persiguen aumentar sus habilidades y mejorar la realización de una determinada tarea. En segundo lugar las personas con metas de ejecución están interesadas en demostrar su habilidad, preferentemente en obtener un juicio positivo y evitar uno negativo. Hay que destacar que dichas metas no son una dicotomía, hay un bonito continuo entre ambos polos: una persona puede tener a la vez metas de aprendizaje y de ejecución. Hay varias causas para decidirse por unas u otras:

Una de las causas para decantarse por una u otra meta es la concepción de la inteligencia que se tenga:

Algunas personas conciben la inteligencia como algo fijo y estático que viene dado por la propia genética y que no va a ser modificado por la experiencia diaria. Estas personas tienden a escoger una meta de ejecución.

En cambio, otras  personas tienen la concepción de que la inteligencia es algo plástico, que se puede desarrollar día a día, principalmente por el esfuerzo que se realice y por las estrategias para el aprendizaje y  resolución de problemas que se utilicen. Cuando se concibe de este modo, la persona tiende a una meta de aprendizaje.


Un factor que afecta a la elección del tipo de meta es lo evaluativa que sea una situación. Si esta es fuertemente evaluativa o competitiva todas las personas nos convertimos en buscadores de metas de ejecución.

Del mismo modo, una persona con una alta autobservación y autocrítica se va a sentir más evaluada por situaciones cotidianas, así que va a tener una meta que tienda más a la ejecución. Con este tipo de meta su atención estará más centrada en el yo, porque está constantemente tratando de sacar conclusiones sobre si es más o meno hábil. Así que el hecho de no dedicar toda la atención a la tarea, puede mermar los resultados de ésta.

En cambio, cuando una situación no es muy evaluativa,  o bien la persona no se siente demasiado juzgada, entonces es más fácil que sucedan metas de aprendizaje.


Otra cuestión que incide en el tipo de meta es hacia qué parte del trabajo se orientan sus intereses:

Si se está más interesado en el proceso - en cómo resolver la situación, en las estrategias utilizadas o en lo que se va a aprender de esa experiencia para utilizarlo en otras - es más probable que se tenga una meta de aprendizaje. Siendo así, no valorará el éxito fácil porque con él no aprende nada. Por eso, quien tiene una meta de aprendizaje tiene más motivación que con una meta de esfuerzo.

En contraposición, las personas que están más preocupadas por los resultados tenderán a tener una meta de ejecución. Suelen alegrarse y sentirse aliviados tras un éxito fácil. Además de esto, las emociones que experimentan durante la tarea interfieren con el aprendizaje y dificultan el desarrollo de dicha tarea, ya que los recursos atencionales no se dedican en exclusiva a la resolución de esta.


Por último, otras de las causas que influyen en el tipo de meta que se tenga es cómo se conciba el esfuerzo y los errores. Las personas con metas de aprendizaje no conciben el éxito sin esfuerzo, sino que lo consideran relevante. En su noción de competencia está incluida la habilidad sumada al esfuerzo, ya que comprenden este como un potenciador de la habilidad. Los errores son comprendidos como oportunidades para aprender de la situación.

Por otro lado, las personas con metas de ejecución no valoran positivamente el esfuerzo porque tienen una concepción fija de las habilidades. Piensan que cuanto más esfuerzo deban emplear están demostrando menor habilidad (habilidad como contrario del esfuerzo). Por esta razón valoran el éxito sin esfuerzo, ya que consideran que destaca su habilidad para obtener mejores resultados. Consideran los errores como evidencia de una baja habilidad, luego estos no son bien recibidos.


"No es deshonor no alcanzar una cosa, sino cesar de poner los medios." Séneca

Fuente: Teoría de la atribución causal.