lunes, 22 de julio de 2013

¿Cómo puedo regular mejor mis emociones?

Aunque las emociones nos proporcionan información valiosa sobre nosotros mismos y nuestro entorno, no es saludable estancarse en ellas. Según Gonzalo Hervás, las emociones son como un fluido: en ocasiones se desbordan brevemente, siendo relativamente sencillo volver a llevarlas a su cauce mediante estrategias de regulación emocional. Sin embargo, existen algunos factores que intensifican y alargan la duración de las emociones. Estos factores favorecen su desbordamiento y nos ponen en riesgo de padecer trastornos de ansiedad y depresión.

Uno de ellos es el propio rechazo hacia las emociones. Se tiende a pensar que nuestras emociones aparecen sin motivo o bien están ahí para molestar. Pues bien, las emociones generan algunos falsos positivos porque son señales conservadoras: al mínimo indicador de riesgo o alarma mandan el mensaje. Por ejemplo, estás en tu casa por la noche y escuchas un ruido. Probablemente sientas miedo, aunque un instante después razones que ese ruido proviene de la casa de tu vecino y no de un ladrón entrando en la tuya. Una estrategia para no amplificar las emociones negativas es reformular lo que pensamos sobre nuestras emociones, teniendo en cuenta que es normal sentirse así. En otras palabras, disociarla de una cuestión de fortaleza personal. A veces nos dejamos estigmatizar por lo que sentimos, desencadenando otras emociones negativas relacionadas con nuestro autoconcepto y autoestima. Por ejemplo, si tengo miedo puedo llegar a pensar que soy una persona débil o cobarde (en lugar de pensar que es una respuesta normal ante la situación que estoy viviendo).

Otro factor que favorece el desbordamiento emocional es el estrés. Este puede ser laboral, familiar o de cualquier otra índole. Dos conocidos síndromes consecuencia de estas situaciones son el síndrome del trabajador quemado y el síndrome del cuidador quemado. En contraposición, si experimentamos emociones positivas estamos gestionando indirectamente nuestras emociones negativas, ya que estas fluyen mejor y durante menos tiempo. Este es un buen punto para la recuperación emocional del estrés.


A modo de conclusión, desde mi punto de vista la regulación emocional es un aprendizaje continuo que nos permitirá manejar de una manera más eficaz los contratiempos y conflictos cotidianos. Aun así, podemos encontrarnos algunos obstáculos en nuestra regulación emocional. ¿Qué dificultades sociales, personales o laborales consideras que pueden afectar a nuestra regulación emocional? Yo aporto una: Cuando una persona llega al punto de padecer un trastorno de ansiedad, por norma general se le receta un ansiolítico. Esto es beneficioso a corto plazo pero contraproducente a largo, ya que la persona eliminará sus síntomas sin haber aprendido a regular las emociones estancadas.