Hay un sádico placer en la autocompasión. Y eso caca. Hay un sádico y adictivo placer en creer que el disfraz es la piel. En creer que en Carnaval somos monotonía, apatía, anhedonia, tristeza, indefensión aprendida, depresión... y quién sabe cuántas cosas más, aunque solo sean un disfraz.
Desabróchate. Quítatelo todo. Si no llegas porque la cremallera está en la espalda, pide ayuda. Y ahora, mírate desnudo, sin nada. Ese sí que eres tú.
(Imagen de William Merritt Chase)
Precioso y acertado como siempre, pequeña. Cuenta conmigo para bajarte la cremallera, si es que lo necesitas. Y metafóricamente hablando, también. ¿Por qué no?
ResponderEliminarTe quiero.