Por un lado, las personas que tienen metas de aprendizaje persiguen aumentar sus habilidades y
mejorar la realización de una determinada tarea. En segundo lugar las personas con metas de ejecución están interesadas en demostrar su
habilidad, preferentemente en obtener un juicio positivo y evitar uno negativo. Hay que
destacar que dichas metas no son una dicotomía, hay un bonito continuo
entre ambos polos: una persona puede tener a la vez metas de aprendizaje y de ejecución. Hay varias causas para decidirse por unas u otras:
Una de las causas para decantarse por
una u otra meta es la concepción
de la inteligencia que se
tenga:
Algunas personas conciben la
inteligencia como algo fijo y estático que viene dado por la propia genética y que no va a ser modificado por la experiencia diaria. Estas personas
tienden a escoger una meta de ejecución.
En cambio, otras personas
tienen la concepción de que la inteligencia es algo plástico, que se puede
desarrollar día a día, principalmente por el esfuerzo que se realice y por las
estrategias para el aprendizaje y resolución de problemas que se
utilicen. Cuando se concibe de este modo, la persona tiende a una meta de
aprendizaje.
Un factor que afecta a la elección
del tipo de meta es lo
evaluativa que sea una situación. Si esta es fuertemente evaluativa o
competitiva todas las personas nos convertimos en buscadores de metas de
ejecución.
Del mismo modo, una persona con una
alta autobservación y
autocrítica se va a sentir
más evaluada por situaciones cotidianas, así que va a tener una meta que
tienda más a la ejecución. Con este tipo de meta su atención estará más centrada en el yo, porque
está constantemente tratando de sacar conclusiones sobre si es más o
meno hábil. Así que el hecho de no dedicar toda la atención a la tarea,
puede mermar los resultados de ésta.
En cambio, cuando una situación no
es muy evaluativa, o bien la persona no se siente demasiado juzgada,
entonces es más fácil que sucedan metas de aprendizaje.
Otra cuestión que incide en el tipo
de meta es hacia qué parte del
trabajo se orientan sus intereses:
Si se está más interesado en el
proceso - en cómo resolver la situación, en las estrategias utilizadas o en lo
que se va a aprender de esa experiencia para utilizarlo en otras - es más
probable que se tenga una meta de aprendizaje. Siendo así, no valorará el éxito fácil
porque con él no aprende nada. Por eso, quien tiene una meta de aprendizaje tiene
más motivación que con una meta de esfuerzo.
En contraposición, las personas que
están más preocupadas por los resultados tenderán a tener una meta de
ejecución. Suelen alegrarse y sentirse aliviados tras un éxito fácil. Además de
esto, las emociones que experimentan durante la tarea interfieren con el aprendizaje y
dificultan el desarrollo de dicha tarea, ya que los recursos atencionales no se
dedican en exclusiva a la resolución de esta.
Por último, otras de las causas que
influyen en el tipo de meta que se tenga es
cómo se conciba el esfuerzo y los errores. Las personas con metas de
aprendizaje no conciben el éxito sin esfuerzo, sino que lo consideran relevante. En su noción de competencia está incluida la habilidad sumada al
esfuerzo, ya que comprenden este como un potenciador de la habilidad. Los errores son comprendidos como oportunidades para aprender de la situación.
Por otro lado, las personas con
metas de ejecución no valoran positivamente el esfuerzo porque tienen una
concepción fija de las habilidades. Piensan que cuanto más esfuerzo deban emplear
están demostrando menor habilidad (habilidad como contrario del esfuerzo). Por
esta razón valoran el éxito sin esfuerzo, ya que consideran que destaca su
habilidad para obtener mejores resultados. Consideran los errores como evidencia de una baja habilidad, luego estos no son bien recibidos.
"No
es deshonor no alcanzar una cosa, sino cesar de poner los medios." Séneca
Fuente: Teoría de la atribución causal.