sábado, 5 de diciembre de 2009

Imagina que la vida es música....


Un día cualquiera estas escuchando música y mirando al cielo.
Sonríes.
Te gusta esa sensación.
Mientras esto ocurre notas, de manera casi imperceptible, un zumbido en tu oido. Te quitas uno de los cascos y dejas de oir el ruido. Al ponertelo de nuevo averiguas de donde provenía el maldito zumbidito.
Y no te gusta.

No te gusta nada.
Te está jodiendo el momento musical.
Y entonces... te enrabias.
Y no estás disfrutando nada de tu momento.
Aunque... en algun rincón de tus pensamientos, sabes que tienes una alternativa. Seguro que la hay. ¿Dejar de prestarle atención? Pinta bien. Escuchas tus latidos más despacio cada vez. Pumpum, pum, pum... pum...
Y entonces la intensidad de la música crece. Cada vez más y máaaaas.
Y el zumbido casi no lo oyes. Oye, que parece que ya no estuviera ahí (aunque lo esté). Pero eso ya te ha dejado de importar.
Qué maravilloso es sentir la música... Y ver el contraste de los colores en el cielo. Vuelves a sonreir.

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