sábado, 20 de marzo de 2010

Delicioso ego...

Hay una manera de sentir el yo, llamada Ego, que aparentemente nos permite ser nosotros mismos.

Teniendo en cuenta nuestros recuerdos, interpretaciones, opiniones, emociones, etiquetas… hace una construcción de lo que nosotros somos. Ésta construcción acaba por ser algo estático, a lo que presumiblemente hemos de ceñirnos.


Nos limita. ¿Y por qué? Dirás. Si parece que nos ayuda a conocernos. Precisamente es lo que parece, pero el Ego solo es un disfraz que hay que mantener. No es un conocimiento de nuestra personalidad, puesto que nosotros somos seres cambiantes, por suerte. Nuestra mutabilidad es una manera de adaptarnos, de sobreponerse a las circunstancias adversas. Si no cambias, te estancas.


Precisamente el Ego lo que produce es este estancamiento, en beneficio de tener referencias sobre lo que ser. Referencias, etiquetas a las que cada uno elige y que uno mismo se fija como chicle al pelo. Sin darnos cuenta – quizás por el miedo a no ser nada definido -, de que de esta manera nos limitamos a un pequeño reducto de libertad, en el que nos quedan pocas opciones sobre lo que ser. No podemos crecer libres: La casa es más pequeña que nosotros.


Por otro lado, esta construcción del yo nos sirve para tener algo estático que ofrecer a los demás. Está claro que si somos previsibles, el resto confiará más en nosotros, porque sabrá como reaccionaremos y podrán actuar en consecuencia. O nos podrá llegar a alabar como grandes personas que en realidad no somos, que solo fingimos ser. Cosa que dará alas al Ego para seguir presente en nuestra vida.


Además, esta forma de estructurarnos, nos hace tener una perspectiva muy partidaria. Un perspectivismo cuyas diversas opiniones - distintas, pero no por ello menos válidas, - no se suman a las de otros para tener una idea global de la situación. El Ego mata nuestra empatía, porque nos dificulta saber porqué las personas quieren ser distintas a nosotros, a nuestra idea de perfección y porque tienen una idea de la realidad distinta. Esos puntos de vista no tienen cabida, por desgracia.


Por todo ello, la llamada muerte del Ego acaba siendo una apertura de mente hacia una nueva diversidad de horizontes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario