
Esto de haber concretado las posibilidades tanto nada más nacer parece una cruel lotería que limita tus posteriores decisiones y por tanto a añorar lo no-tenido.
Y bien, a mi parecer, esta lotería es un punto de partida limitado como cualquier otro lo es.
Las carencias de este comienzo ponen en evidencia lo que nos gustaría mejorar. Es un comienzo que al ser comparado con nuestra idea de perfección despierta y orienta nuestros sueños. Nos ayuda a saber lo que nos falta y le falta al mundo y por lo queremos luchar.
Sin estas carencias, si todo hubiera sido perfecto desde el principio (tal cual lo deseamos ahora) no le daríamos ni por asomo, la importancia que tiene comparándolo con lo carente. Sería lo normal, no habría que cambiar nada y probablemente nuestro afán por mejorarlo todo nos ayudaría a sacarle defectos. Que como dijo Bucay a Claudia, sólo se puede llenar una taza que ha sido vaciada.
Por otro lado, parece curioso - y quizás sea porque conocemos la situación en profundidad o porque estamos tan metidos en ella que no vemos más allá - pero en momentos de bajón nuestra situación parece tener las condiciones más macabras y crueles de las que conocemos similares a la nuestra.
Y vaya, no nos percatamos en ese momento de que otra persona (con otras circunstancias, claro) apreciaría muchos aspectos de la nuestra como el mayor de los tesoros. Es bonito no olvidarse de estos aspectos también.
(Ah! es la magia de la subjetividad, ¡se siente!)